Los esfuerzos de la administración Trump para hacer retroceder las normas de economía de combustible para vehículos ligeros han recibido mucha atención, pero mucho menos conocido es el estancamiento de las normas de ahorro de combustible para vehículos pesados, que también aumentaría el consumo de combustible y las emisiones de gases de efecto invernadero, y muy significativamente los riesgos para la salud de todos.
Los vehículos pesados, como tracto camiones, camiones de trabajo y remolques, consumen el 31% de la energía utilizada por todos los vehículos en ruta a pesar de ser sólo el 5% de los que circulan. Emiten alrededor de una cuarta parte del total de las emisiones de carbono del sector del transporte. Además, la participación de los vehículos pesados en el consumo de combustible a nivel mundial está aumentando, lo que los convierte en un segmento de mercado crítico al que se debe aspirar para mejorar la eficiencia energética.
A pesar de esta huella de carbono, la administración Trump está paralizando la Fase 2 de las normas de economía de combustible y emisión de gases de efecto invernadero para vehículos pesados. Originalmente la Agencia de Protección Ambiental (EPA) y la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA) tenían previsto actualizar las normas en dos fases para facilitar la transición a vehículos más eficientes en el consumo de combustible. Esta segunda fase, adoptada en 2016, fue diseñada para cubrir una mayor variedad de vehículos pesados y remolques, y para extender las normas más allá de 2018 a 2027.
Los camiones reconstruidos (glider truck), en particular son preocupantes: son camiones con carrocerías nuevas pero con motores y transmisiones antiguas. Suelen emitir entre 20 y 40 veces más emisiones que los nuevos motores diesel actuales, según las pruebas realizadas por el laboratorio de la EPA en Ann Arbor, Michigan. La regla de la Fase 2 colocó un tope anual de 300 glider truck por fabricante que estarán exentos de cumplir con los criterios de contaminación y los estándares de gases de efecto invernadero. La EPA de la administración Trump trató de revocar estas disposiciones, citando investigaciones financiadas por la industria de los glider trucks. Esta investigación lamentablemente deficiente afirmaba que dichos camiones no producían más emisiones que aquellos con motores diesel modernos.
La EPA no tuvo éxito en su derogación después de una fuerte reacción de casi todas las partes interesadas, excepto la industria de los glider trucks. En cambio la agencia decidió no hacer cumplir el límite de 300 unidades hasta 2019, poniendo en riesgo la salud del público estadounidense. La Corte de Apelaciones de Washington DC ordenó a la EPA que continuara haciendo cumplir los requisitos de los glider trucks. Sin embargo, el nuevo administrador de la EPA, Andrew Wheeler, se comprometió en su audiencia de confirmación a reconsiderar las disposiciones de la Fase 2 a pesar de la oposición de la industria del transporte por carretera y otras partes interesadas. Es difícil imaginar cómo la administración podría justificar la derogación de las disposiciones cuando la Oficina del Inspector General de la EPA descubrió recientemente que los resultados de las pruebas de Ann Arbor cumplían con las prácticas estándar de la EPA.
Los remolques para tractocamiones son otro ejemplo de que la EPA está frenando el progreso. Los remolques bajo la regla de la Fase 2 habrían proporcionado una mejora estimada del 7% en la eficiencia de combustible de los tractores y remolques a partir del año 2018. Los requisitos de los remolques fueron suspendidos por el Tribunal de Apelaciones de DC en respuesta a una impugnación legal por parte de la Asociación de Fabricantes de Remolques de Camiones junto con la inacción de la EPA. A pesar de la orden del tribunal de que las partes presenten un informe de situación cada 90 días, la EPA no ha proporcionado una actualización del estado desde agosto de 2018. Como resultado, la nación consumirá 40.000 barriles adicionales de petróleo por día para el año 2025.
Mientras que la administración Trump está comprometiendo los estándares federales de eficiencia de combustible para trabajo pesado, hay progreso a nivel estatal. California hará cumplir las normas para los remolques del año 2020, exigiendo a los fabricantes que certifiquen los remolques que desean vender en el estado.
Además, California está avanzando en la electrificación de vehículos de servicio mediano y pesado, con programas que incentivan la compra de autobuses y camiones de emisiones cero. El estado ahora está trabajando en un programa que podría requerir que la mitad de los vehículos pesados y el 15% de las tractores vendidos en California sean eléctricos para el año 2030.
Pero los programas estatales no son suficientes. El gobierno federal debe actuar para cosechar los múltiples beneficios de las normas de eficiencia para los vehículos pesados. La industria de los camiones y los consumidores estadounidenses no pueden permitirse el lujo de derrochar 40.000 barriles diarios de petróleo, y el público no puede permitirse los costos de salud de esa contaminación mucho mayor. La EPA debe hacer cumplir la regla de la Fase 2 y preservar sus provisiones de remolque, si no mejorarlas. Si no se abordan las emisiones de carbono del sector del transporte, no habrá manera realista de que Estados Unidos alcance sus metas climáticas.
21/Agosto/2019
Siddiq Khan
www.aceee.org