El viernes 16 se ha celebrado en Bratislava, Eslovaquia, en un inusual formato que excluye al Reino Unido, una cumbre informal de los líderes de la Unión Europea en la que han querido diseñar el futuro comunitario a Veintisiete, sin los salientes socios británicos. Se ha tratado temas como el Brexit, la crisis de la migración siria y la deuda griega, pero el asunto que ha dibujado la Cumbre “como el mejor de los escenarios posibles es que se ha acordado activar un proceso de ratificación rápida del Acuerdo de París de Cambio Climático, de manera que en tres semanas podría permitir que el pacto entre en vigor”, señala Jose Luis García Ortega, responsable de la campaña de Energía de Greenpeace.
“Casi a punto de cumplirse un año de la celebración de la COP21 de París, la Unión Europea no ha ratificado su compromiso”, explica García Ortega, “China, Estados Unidos y Brasil ya lo han ratificado, Canadá lo acaba de hacer, y el gran hueco que quedaba era la Unión Europea; esperemos que quede solucionado en las próximas tres semanas”.
Durante la cumbre Francia ha pedido que las naciones estén dispuestas a aprobar el acuerdo tan pronto como sea posible, mientras que Polonia ha advertido que lo ratificará sólo después de que asegurarse de que se mantienen sus intereses en relación con la política climática europea. La vía rápida necesitaría el apoyo oficial de los 28 ministros de Medio Ambiente, y previa convocatoria de Eslovaquia a una reunión extraordinaria el 30 de septiembre. El próximo pleno del Parlamento de la UE está previsto para octubre. “La gran diferencia de lo que ocurrió en Kioto hace ya 20 años y ahora, es que la Unión Europea se está quedando atrás, ya no está tirando del carro, se les ha adelantado China y EEUU”, aclara García Ortega “y eso que ahora el Comisario Europeo de Acción por el Clima y Energía, Miguel Arias Cañete, se ha convertido en el paladín de las renovables”.
Para que el Acuerdo de París entre en vigor, nazca a la vida jurídica internacional, se necesita que lo ratifiquen 55 países u organizaciones de países y a la vez, que dichos países sean responsables de al menos el 55% de las emisiones mundiales de los gases de efecto invernadero. Una vez se reúnan estas dos condiciones, el Acuerdo entra en vigor pasados treinta días y se vuelve obligatorio para quienes lo hayan ratificado. “Podría entrar en vigor en la COP22 que se inicia el 7 de noviembre gracias a que en la Cumbre de Bratislava la Unión Europea por fin se ha decidido a ser protagonista”, explica el responsable de Greenpeace, “de hecho ha decidido aprobar la ratificación por vía de urgencia”.
Sin embargo esta lentitud con que se ha hecho tiene sus causas. Una de las razones por las que la UE no está abanderando la lucha contra el cambio climático como décadas atrás es que “el peso político de los gobiernos de los países miembros ha cambiado, hay un conjunto de gobiernos más conservadores, los países del Este tienen mucha más fuerza que antes y la Vieja Europea está muy debilitada”, explica el experto, “y a todo eso se suma la capacidad de influencia de los lobbies de los combustibles fósiles, que ya no son bien recibidos en la Casa Blanca”.
Si la Unión Europea no fuera a ratificar el Compromiso de París, ¿podrían hacerlo por su cuenta los países miembros? “Si la Unión Europea no se sumara, los países europeos sí podrían hacerlo unilateralmente incluso con un Gobierno en funciones, porque es potestad del Congreso aunque para ello el gobierno tendría que iniciarlo. Pero al sumarse la UE, si un país no lo hace, en cierto modo está obligado porque debe incluir las directivas europeas que se aprueben al respecto”, concluye García Ortega, “el retraso de la UE hasta el día de hoy es incomprensible con un cambio climático desbocado”.
17/Setiembre/2016
Laura Ojea
www.elperiodicodelaenergia.com